Vil, maligno, rastrero, miserable, violador de niños, torturador, asesino. Con un poder de persuasión casi mágico. Un monstruo caminó entre los hombres y mujeres de este mundo. Hace no mucho. Su nombre, Paul Schäfer.
Nacido en Alemania, se unió a las Juventudes Hitlerianas. Fue echado por abusos sexuales a menores. Buscado por sus crímenes (considerado un salvaje incluso para los nazis), recaló en el Parral, en una zona de campo en Chile, donde inició un campamento de migrantes alemanes que fundó con el nombre de Colonia Dignidad. Bajo la fachada de una sociedad benefactora, si bien Schäfer hizo florecer el lugar, lo convirtió en una secta.
Allí, usando la Biblia como excusa, convenció a sus seguidores de que él prácticamente era la reencarnación de El Mesías y de Hitler. Con un discurso ultra religioso dominó la vida de cientos de chicos y chicas. Pero fueron los varones los de su predilección. Hacía separar a los niños de sus padres y los criaban en otro lado. No podían ver a las mujeres. Las niñas eran esclavizadas para las labores de la Colonia. No podían enamorarse. A los adolescentes se les tenía en las noches conectados a cables eléctricos para evitar que se tocaran o masturbaran. Estaban “reservados” para el disfrute sexual del exnazi.
Vivían aislados del mundo. Uno de aquellos muchachos, sometido a terapias de electroshock, logró escapar y empezaron a caer las denuncias. Sin embargo, Schäfer compraba a las autoridades, mientras se escondía. Llegada la dictadura de Pinochet, ambos criminales se hicieron muy amigos. Colonia Dignidad se convirtió, literalmente, en un campo de concentración como los del III Reich. Llevaban a muchachos detenidos, donde eran torturados. Se desparecieron cientos de cadáveres, como años después comprobaría una Comisión de la Verdad. Se dedicaron también al tráfico de armas para los asesinos del régimen. En el lugar también se refugiaban, bajo el amparo de Schäfer, criminales de guerra como el general Manuel Contreras, entonces jefe del servicio secreto de Pinochet.
Netflix hace poco ha agregado la docuserie ‘Colonia Dignidad: Una secta alemana en Chile’. En 6 estremecedores capítulos, con abundante información de archivo, se puede conocer la historia sangrienta de este lugar. El documental, dirigido por Cristian Leighton, recoge testimonios de decenas de personas que fueron testigos y víctimas de Schäfer.
Con casi 88 años, en 2010, el monstruo murió en prisión. Aunque pocos años, llegó a pagar cárcel tras estar prófugo. Durante 40 años cometió los delitos más horribles de los que es capaz un hombre. Sí, aunque joda reconocerlo, la maldad existe. Y existe en los seres humanos.
Por: Eduardo Abusada Franco
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