Aún quedaba un poco de la bruma del invierno que se extinguía en una tarde de diciembre de 1973. Y allí amaneció. Robusto y elegante. Apuntando al infinito. De 22 metros de altura de fierro fundido y 86 metros sobre el nivel del mar de Miraflores. La placa que lleva ‘El Faro La Marina’ señala en letras de bronce: “EN HOMENAJE ‘AL NAVEGANTE’”. Ese lugar es conocido en el Malecón de Miraflores ahora como ‘El parque del Faro’ (aunque en oficialmente es el Parque Raimondi).
Desde entonces, la torre que orienta a los marinos y navegantes perdidos es un símbolo para los miraflorinos. Hace un par de años, como delegado vecinal de mi zona, llevé una carta (en bicicleta, desde Miraflores hasta al Callao) a la Dirección de Hidrografía de La Marina de Guerra del Perú para ver si podíamos visitar el faro, es decir, por dentro. Pensando que ahí nomás se traspapelaría el asunto, tuve la grata sorpresa de recibir una contestación escrita, muy educada, de parte del capitán de navío José Carlos Tejeda Pereira, director de dicha oficina. Me dijo que, lamentablemente, no podíamos ingresar, pero agregó algunos datos interesantes. Que dicho faro fue construido por la empresa sueca Chance & Brothers y se cree que fue diseñado por el mismísimo ingeniero francés Gustave Eiffel, autor de la archifamosa Torre de París que lleva su nombre. Este no es un dato confirmado, pero es bastante probable. La misma carta de La Marina me señalaba que no pueden afirmar a ciencia cierta que sea construcción del legendario ingeniero. Recordemos que en Iquitos se encuentra la muy popular Casa de Fierro, de la que sí se sabe que fue diseñada por Eiffel y vista por vez primera en la Exposición Universal París de 1899. La compró un magnate del caucho de la amazonía. Sucede también que en Sudamérica cundió una suerte de fiebre de adjudicar la autoría de Eiffel a obras que no hizo. Así, por ejemplo, corre el rumor de que el Puente de Fierro de Arequipa lo hizo el francés, lo cual no es cierto. Hasta el viejo puente de madera y fierro de mi tierra, Mollendo, se comenta como obra Eiffel, pero tampoco se ajusta a la verdad. Lo mismo sucede con obras en Chile y Argentina.
Conocedor de otros varios interesantes datos del célebre faro, participé de ellos a los vecinos de miraflorinos en una página de Facebook que tengo sobre temas de Miraflores. No pasó mucho rato para recibir gruesas críticas de varios ileños mayores. Y, debo decirlo ahora, entiendo su desazón. En efecto, el faro que hoy alumbra la bahía de Lima entró en funciones el 24 de febrero de 1921 en Punta Coles, en el puerto de Ilo. Un día infausto para los ileños, las autoridades del gobierno militar decidieron que el faro, que entonces tenía 72 años de antigüedad, debía ser restaurado. Se lo llevaron al Callao para ello, pero, hasta el sol de hoy, nunca más volvió a Punta Coles. Entre los comentarios que recibí algunos me acusaron de ladrón y fueron agraviantes. Tuve que borrar algunos.
Un poco contrariado por los insultos, llamé al Museo Naval, a probar suerte. Supongo que mucha gente no llama, y menos por un dato así. Sin mayor trámite me pasaron con el director, un almirante cuyo nombre no recuerdo, y que fue de lo más caballeroso. Me explicó —en resumen— que los faros pertenecen todos a La Marina de Guerra del Perú, no a ninguna ciudad como Miraflores o Ilo. Y que es la Dirección de Hidrografía y Navegación la que decide en qué parte del litoral los coloca. Hay que recordar que La Marina tiene jurisdicción hasta los 50 metros desde la pleamar.
Tampoco soy tan “legalista” para decirle a los ileños, así es la norma, mala suerte. Comprendo perfectamente la identificación que sienten respecto al Faro, que durante décadas fue parte de su paisaje e imaginario. Es lo mismo que sienten hoy los miraflorinos. Lamentablemente, este es una de esas disputas de la vida, como la del monitor Huáscar, que nunca podrá resolverse. Mientras tanto, el faro (y los satélites y el GPS) siguen guiando a los hombres de mar en sus viajes a lo conocido y desconocido.
[Escrita en Miraflores, junio de 2021]
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3 comentarios en «EL FARO DE LA MARINA: ¿DE MIRAFLORES O ILO?»