Al momento actual el fútbol peruano atraviesa otro momento de polémica e intrigas. El ya muy cuestionado presidente de la Federación, Agustín Lozano, se ha enfrentado a los clubes locales más fuertes por el dinero de los derechos de televisión. No es el fútbol, es el dinero. Así de simple. Son muchas las veces en que ha habido denuncias de todo tipo en la Federación de Fútbol, pero cuando alguien pretende intervenir, el concepto que suele utilizarse es “futbol y política no se mezclan”.
El debate sigue inconcluso y, me temo, nunca se llegará a un consenso. En mi opinión, ni siquiera debe haber debate, pues los hechos son muy evidentes hacia la conclusión. ¿El fútbol y política no se mezclan? Los estatutos FIFA y de la Federación Peruana de Fútbol buscan que sea así; pero la realidad es otra; de hecho, bastante lejana. La política es un elemento que atraviesa todos los campos de nuestra sociedad; así como lo es el fútbol en países peloteros como el nuestro. Es irremediable que se encuentren, se retroalimenten, se complementen y, por supuesto, se riñan.
Podemos citar muchos casos particulares e icónicos, como el del legendario delantero chileno Carlos Caszely, máximo artillero en la historia del Colo-Colo y mejor jugador de la Copa América de 1979. La anécdota cuenta que dejó al dictador chileno Augusto Pinochet con la mano estirada cuando fue a despedir al equipo que iba al mundial de Alemania 74. Indispensable agregar que la madre de Caszely fue torturada por el régimen de Pinochet y que el bigotudo y robusto delantero siempre abrazó los ideales del socialismo; es más, por eso fue vetado por la Inteligencia brasileña para integrarse al Santos de Pelé, que lo consideraba como un comunista en actividad.
La guerra del fútbol
También podríamos recordar como alguna candidata usa a la Selección peruana y su camiseta para hacer proselitismo. Pero quiero destacar un caso mucho más “grande”; uno que comprometió a dos naciones. La historia lo recuerda como ‘la guerra del fútbol’. Sobre el tema, escribió un libro con el mismo nombre el famoso periodista polaco Ryszard Kapuściński.
Se jugaban las eliminatorias para el Mundial de México 70. Honduras y El Salvador se agarraron el 26 de junio 1969. El duelo se dio en el Estadio Azteca de México. Por primera vez uno de ambos países iría a un Mundial. En Tegucigalpa el primer juego acabó con triunfo de Honduras por 1 a 0. A la vuelta, en casa, El Salvador ganó 3 a 0. Ambos partidos previos tuvieron de telón de fondo actos de violencia y xenofobia. Y es que los dos países ya atravesaban una escalada de tensión que estaba próxima a reventar. Tras los 90 minutos el partido estaba empate 2 a 2. En el alargue El Salvador hizo el gol de la victoria. El jugador ‘Pipo’ Rodríguez no sabía que su gol sería el gatillazo para una guerra que acabó con 50 mil muertos en apenas 4 días. Ese partido, con ese gol, terminó por hacer hervir los ánimos. «Sentimos que teníamos el deber patriótico de ganar. En serio teníamos miedo de perder, porque en esas circunstancias iba a ser una deshonra que nos iba a acompañar por el resto de nuestras vidas. (…) Lo que sí no sabíamos era la importancia histórica de ese gol: que sería utilizado como un símbolo de la guerra», contó Rodríguez 50 años después.
Desde luego, aquello conflictivo partido fue solo la chispa de las brasas que ya ardían. Así, el fútbol, que debe ser un juego de camaradería, sirvió, usado por los gobernantes, para llevar a la guerra a países vecinos, dejando miles de hinchas muertos.
OTROS ENLACES RECOMENDADOS POR PLAZA TOMADA
- La intensa vida de Gonzalo Pizarro
- En el cine está la salvación
- “Ser abogado me gusta y mucho, pero la literatura es una pasión afiebrada que sabe en qué momento brotar en mi agenda” (Entrevista al escritor Max Crespo)
- Ni Sofía Loren se ríe del tiempo
- Un chaufa casero y criollazo
1 comentario en «Fútbol, política y guerra»