No he visto aún la película Chabuca, que trata sobre la vida del actor cómico Ernesto Pimentel. De acuerdo a lo que he leído, aborda el tema del VIH, contra el que tuvo que enfrentarse. En 2006 le realicé esta entrevista que publicamos en el diario Trome y tocamos principalmente el tema del VIH.
Recuerdo que me recibió en su casa de Barranco y fue muy educado. No le costó nada expresarse sobre un tema que se consideraba tabú e incluso asuntos muy personales. Un amigo me hizo recordar la entrevista y acá la comparto de nuevo, solo la he retocado muy poco para hacer unas correcciones de redacción:
Por: Eduardo Abusada Franco
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Ernesto, gracias por acceder a hablar de este tema. Tal vez es mejor ser directos. ¿Cómo así te contagiaste?
Bueno, una persona cercana a mí al parecer ya tenía algunos antecedentes de haber estado con personas que tenían el virus. Esta persona no me había contado esa historia. Y un día llega con que se había hecho un análisis por un problema de salud y me dijo que sospechaba, pero que no tenía la certeza. Tuve que hacerme la prueba en el Hospital Carrión, fui solo y me dicen que tengo VIH.
Estamos hablando de Alex Brocca, ¿no?
Es algo muy doloroso. Él se dejó morir. Cuando Brocca estaba muriendo, me mandó llamar y yo no quería ir porque iba estar la prensa. Ya le había ofrecido medicamentos pero no los aceptaba. Cuando los aceptó él ya tenía cáncer. Fue su decisión. Pero fui donde él. Rezamos juntos, a las dos horas entró en coma y murió. El mayor daño que él me hizo es quitarme la opción de tener un buen recuerdo de él. Yo lo perdoné, pero ya no es parte de mi vida. Ya no está y merece el descanso. Espero que esté bien.
¿Te cuidabas en tus relaciones?
Yo no hablo mucho de mi vida privada, ni antes ni ahora, pero quiero dejar algo zanjado. Yo venía de un ambiente religioso, alejado de cualquier tipo de situación de riesgo; pero el virus se apareció en mi vida. Nadie está a salvo.
A lo que voy es: ¿Tenías una vida un tanto promiscua?
No, nunca. Yo he tenido en mi vida dos relaciones de muchos años. La primera persona sigue siendo alguien cercano a mí.
¿Cuál fue tu primera reacción cuando te dieron el diagnóstico positivo?
Fui caminando del Hospital hasta el óvalo donde venden cajones y pregunté cuánto cuestan. Saqué la cuenta y vendiendo todas mis cosas no me alcanzaba para morirme. Era sólo un chico de 21 años que vivía en un cuarto alquilado.
¿Creías que te ibas a morir en ese momento?
Por supuesto, y aún lo sé. No nos equivoquemos, el VIH acorta mis expectativas de vida. Tu calidad de vida se acorta, por eso las personas no deben tomar este tema a la ligera. Y que además no se “reinfecten”, porque si eres portador el virus se modifica y se puede hacer más fuerte.
Pero aún así decides luchar…
Claro, lo siguiente era tratar de curarme, y me vino una enfermedad que me dolía la zona intercostal enormemente. Yo venía de trabajar en Caritas donde era portero, dormía en un carro, vivía en un pueblo joven. Tenía que seguir adelante, no tenía otra opción, porque no tenía ni para morirme.
¿No podías procurar algún tipo de apoyo económico en ese momento para tu enfermedad?
Cuando fui a la asistenta social para que me exoneren de unos análisis me dijo “pero si tú eres tan guapo, tan hombrecito, cómo te ha dado esta cosa”. Ahí entendí que realmente era grave la ignorancia de la gente. Luego fui a que me vean, y el médico —sin consultarme— hizo pasar a nueve estudiantes y yo estando ahí sin polo, muerto de frío, me usaban como si fuera un maniquí. Me sentía descartable, fue horrible. Así que decidí seguir luchando por mi cuenta.
¿Usaste retrovirales desde un comienzo?
Yo no usé retrovirales hasta que me hice famoso. Por un lado no tenía dinero, y además no me controlaba. Me sentía bien y no iba a las citas, solo se me iba la voz a veces. En el canal 5 yo tenía seguro pero no lo usaba. Tenía miedo, y no por mí, sino por mi carrera; hasta que me dio una neumonía y otras enfermedades.
¿No se te pasó por la cabeza acabar de una vez con todo?
Mira, es que el tema era cuánto costaba el cajón. Si me mataba, no había ni quién me entierre. Yo vivía solo. Pero yo creo en Dios, y sabía que si me había equivocado, él me podía dar otra oportunidad. Así que como tenía poco tiempo, debía hacer más cosas, quería hacer de mi alguien. Ya estaba estudiando actuación.
¿Entonces no pensabas en la muerte?
Lo pensaba como algo inminente, pero no como una barrera para seguir luchando. Yo soy un tipo que a los 11 años se encontró solo, no tenía quien me ayude. Cuando llego a Lima me encuentro en cuarto de dos por cuatro, donde dormíamos todos en un altillo y mi abuela pidiendo plata para que no la desalojen.
¿Cuándo te enteraste se lo contaste a alguien?
Desde que tuve el diagnóstico no se lo dije a nadie. A la primera y única persona que se lo dije fue a una cámara de televisión en el programa Chola de Miércoles. Yo solamente me sentía responsable hacia el cariño del público. No me preocupaba mi sexualidad, porque yo nunca he hecho escarnio ni apología de mi opción sexual ni de la de nadie.
¿Por qué dijiste entonces que eras portador?
Yo me sentía cuestionado desde otro canal para que diga si era gay o no, porque se iba a escribir un libro sobre eso. Yo no me sentía avergonzado de mi historia, sino de no poderle decirle a la gente que tenía un problema de salud. Me sentía chantajeado. Yo mandaba a comprar mis medicamentos por medio de Miluska [amiga], no iba en persona.
¿Fue el momento más difícil de tu vida?
Por supuesto. Ufff… sentía un vacío en el estómago. El camino más fácil para mí era negarlo, pero decidí decir la verdad. Era como un sueño que no estaba viviendo. Pero no me arrepiento, pues muchas personas que quieren seguir viviendo a veces me mencionan.
¿En qué momento empiezas a tomar los retrovirales?
Yo tuve acceso a los medicamento recién cuando voy a una clínica haciendo un cuadro de SIDA. Tenía una serie de enfermedades que me llevaron a estar al borde de la muerte y eso fue lo que no me hizo debutar con Chola de Miércoles.
Y a tu abuela, que siempre está a tu lado, ¿no se lo dijiste?
Ni se le voy a decir nunca. Hasta ahora cuándo me habla del tema yo le digo “no abuelita, la gente habla sonseras”. Y la cargo y nos reímos y salimos a caminar. Ella ya tiene 92 años y no lee periódicos, es ciega. Yo creo que no es que no le sepa, sino que por su corazón de madre no lo asume. Además me ve tan fuerte que no lo cree.
En este momento, ¿has negativizado el virus?
Eso no ocurre ni va a ocurrir, no se equivoquen. Lo que hacen los retrovirales es reducir el virus a cero. Si ya ahorita me hago un test podría tener un resultado negativo si es un prueba simple; pero aparece si me hago un carga viral. El virus se puede aletargar y busca momentos para rebrotar, pero no desaparece.
¿Estás tomando tus medicamentos actualmente?
Por ahora no. Este año, antes de empezar el circo, me puse muy mal, grave. Un medicamento me hizo daño y tuve una especie de pancreatitis que es muy grave, y fui a mi conferencia de prensa y dije que me había caído, porque la función debe continuar. Entonces tengo ya cuatro meses que no tomo los retrovirales para ver cuál medicamento me está afectando mal. Felizmente como estoy bien, mi cuerpo me permite este lapso.
¿Has sufrido algún tipo de discriminación?
En realidad la gente me quiere, me saludan, me abrazan, los niños van al circo a verme. Lo que sí es discriminación, por ejemplo, ahora que he estado actuando como artista en Panamá y un diario me pone que fui a dar mi testimonio como enfermo de VIH. También es discriminación cuando Beto Ortiz dice que yo no tengo SIDA. También una vez me invitaron a un evento a Estados Unidos, y en la Embajada me dijeron que yo no podía tener la visa de 10 años que tengo por ser enfermo de VIH, y ahora tengo que renovar mi visa cada año.
¿Cómo ha cambiado tu vida el VIH?
Vivo pensando más en las cosas que hago. Para mí la vida es un préstamo y le saco utilidades. Siempre me digo qué puedo hacer para ayudar a alguien. Quiero hacer más cosas.
¿Tienes miedo a morir?
Yo no pienso en eso. Te aseguro que no me voy a morir. Aún voy a enterrar a mucha gente. No tengo más certeza que tú de cuánto vas a vivir. ¿Acaso tu sabes cuánto vas a vivir? Simplemente vivo una condición que me acerca más a eso. Pero tú y yo nos vamos a morir el mismo día, que es el día menos pensado. Sólo me da pena no tener más tiempo para hacer más cosas.
¿Alguna vez te dio vergüenza ser portador de VIH?
¿Por qué? Esta es una enfermedad, es como el cáncer de cuello uterino u otra. A parte tú no tienes que andar por ahí diciéndole a la gente tu diagnóstico. Más bien me da vergüenza que la gente diga “fulanito tiene una rara enfermedad” o que usen esto para insultarse. Esto es algo muy delicado.
¿Qué metas quizás te ha impedido lograr esta condición que tienes?
Tal vez la paternidad. Aún que he estado averiguando y en Francia están haciendo pruebas con fecundación in vitro. Sería una forma de continuidad, de enseñarle (al niño) de mis errores y de mis aciertos. Creo que lo mejor de mí todavía no se ha dicho. Y si no, voy a seguir ayudando para crear una casa para niños con VIH.
[NOTA: ESTA ENTREVISTA FUE REALIZADA EN 2006]
Por: Eduardo Abusada Franco
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