Hace un par de días terminé de leer la última novela de Diego Trelles Paz, ‘La lealtad de los caníbales’. El año pasado leí también sus novelas ‘Bioy’ y ‘La procesión infinita’. Con ‘La lealtad…’ completa su trilogía de la violencia.
Suele decirse que la realidad supera la ficción. Pero en este libro ficción y realidad se emparejan. En una Lima donde todo transcurre «normal», varias historias convergen en un bar del Centro de la ciudad… el bar del Chino Tito. Cada historia esconde una vida brutal que a menudo se entrelazan con las de los otros personajes, tejiendo una telaraña de relatos que va alcanzado un grado de tensión e interés que va en aumento.
Digo que acá realidad y ficción se juntan, pues esta Lima es brutal: curas pederastas, corrupción policial, drogas, narcos, crímenes, terrorismo, etc. Todo aquello que vivimos día a día, pero que de alguna manera lo hemos hecho nuestra rutina. Basta abrir un periódico para ver que la novela de Trelles puede ser un retrato tal cual, sin necesidad de la ficción. En el Perú, todo es posible… y hasta deseable. Tal es el morbo que hemos desarrollado. Así, a medida que avanzan las páginas, el deseo por saber más de las miserias humanas se va afianzando. Creo que es el mérito de toda ficción, el generar interés y casi participación del lector.
Por lo demás, abundan los personajes, lo que hace notable la técnica del autor en manejar, en un mismo libro, diferentes voces narrativas disímiles entre sí; incluso de diferentes nacionalidades y jergas variadas.
Los temas van desde la violación sexual, hasta el más puro amor, que se da a conocer en la carta que una mujer le dirige a su amante alemán. Una misiva sincera y, como todas las historias del libro, también descarnada. De alguna manera, la voz de la conciencia es el dueño del bar, donde las vidas convergen, se mezclan y aglutinan. El Chino Tito es como Úrsula Iguarán en la obra máxima de Gabo, la columna de hierro sobre la que se sostiene la trama… o las diferentes tramas. En medio de sus lecturas y cultura, Tito parecer ser el único que no tiene una existencia trágica y más bien, sus palabras son sentencias de sabiduría.
En suma, estamos, en mi opinión de simple lector, ante una novela con todas las notas necesarias para convertirse en una de las novelas urbanas más importantes de las letras peruanas. Personalmente, otra que ya es para mí un texto imprescindible y que se enmarca también dentro de esta línea urbana, escrita con ternura y rabia, desde el corazón y los intestinos, es Generación Cochebomba, de Martín Roldán Ruiz, a quien hemos entrevistado en este blog (leer dando clic a hipervínculo). Si te gusta este estilo, debes leer toda la trilogía de Trelles.
Por: Eduardo Abusada Franco
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